El Chelsea ha destituido hoy a Roberto Di Matteo después de
decir prácticamente adiós a la Champions League. Sería la primera vez que el
actual campeón no pasa de la fase de grupos. Sin embargo, ni la destitución del
técnico italiano ni la eliminación del equipo resultan inesperados. La victoria
de Di Matteo de la temporada pasada fue todo un milagro y ni mucho menos
escondía las carencias de su método y de su equipo. Varios meses después, los blues vuelven a la realidad.
El Chelsea no era el mejor equipo de Europa el año pasado ni
de lejos, ni siquiera estaba en los puestos más altos del ranking, pero por dicha consiguió ganar la Champions
League, el sueño de su propietario, Roman Abramovich, que se ha gastado más de
mil millones en lograrlo. El error del Chelsea fue no considerar el título
europeo como un afortunado accidente, de esos que cada cierto tiempo dejan
campeones sorprendentes en el fútbol. Posiblemente porque Abramovich no se vio
con la valentía suficiente para despedir al entrenador que le había llevado a
alcanzar lo que tanto ansiaba.
De nada ha servido traer a jugadores de calidad como Hazard
u Óscar dejando de lado el gran problema del equipo: no es capaz de generar
juego. Ese estilo sí que le sirvió en un período de entreguerras y seguramente
también pueda estar en puestos altos en la Premier, pero en Europa ese nulo
control en el centro del campo se muestra a todas luces insuficiente para conseguir
una actuación decente.
Ahora tomará las riendas del equipo Rafa Benítez, quien
tampoco se caracteriza por mostrar un fútbol ofensivo pero que seguramente
dotará al Chelsea de un rigor táctico que Di Matteo no ha sido capaz de darle.
Foto: Yahoo Eurosport