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lunes, 28 de mayo de 2012

Giro 2012. El ciclismo del siglo XXI


Ayer concluyó la edición 2012 del Giro de Italia, en cuyo palmarés aparecerá como ganador el canadiense Ryder Hesjedal. Sus credenciales hasta ahora eran un séptimo puesto en el Tour 2010 y una victoria de etapa en la Vuelta 2009, lejos del nivel que se espera del vencedor de una gran vuelta. Hombres como Chiapucci, Ugrumov, Lemond o Fuente nunca pudieron lucir la maglia rosa en Milán, ciclistas de una categoría infinitamente superior a la del canadiense, pero que contaron con rivales que imposibilitaron ese éxito, rivales contra los que Hesjedal hubiera tenido que agachar la cabeza. Pero Purito Rodríguez, Ivan Basso o Michelle Scarponi no han sido, ni mucho menos, rivales de categoría. Apenas se han visto ataques entre ellos salvo en los últimos metros de alguna etapa. Han corrido escondidos bajo las faldas de sus directores y sus gregarios, esperando que el resto de líderes explotara algún día. Etapa tras etapa, esperábamos pacientemente a las tres jornadas dolomíticas en donde se anunciaba que se libraría la verdadera batalla por la victoria. "Lo importante está en la última semana", se empeñaban en anunciar los ciclistas tras terminar otra tediosa jornada de ciclismo. Hesjedal y Purito han sido los más regulares y eso les ha llevado a conseguir un éxito tremendo para ellos pero que no esconde que no se tratan de vueltómanos de primer nivel.
Lo que hemos visto en el Giro parece que será la tónica del ciclismo del siglo XXI. La reserva, la especulación y el conformismo, lejos de la épica, el coraje y la capacidad de sufrimiento que han sido las características intrínsecas del deporte de la bicicleta. Quiénes achacan esta nueva forma de correr a un ciclismo más limpio están confundiendo términos. Es una cuestión de coraje y valentía y no de dopaje. El corredor que se dopa no pretende tener más valor sino ir más rápido que los demás. Lo que se ha echado en falta en este Giro es que los favoritos diesen un paso al frente y demostraran que de verdad eran los líderes.
El único que ha demostrado que quería ganar ha sido Thomas De Gendt en la etapa del Stelvio aunque al final ha tenido que conformarse con la tercera plaza, cosa que, por otra parte, nadie hubiera imaginado al inicio de la carrera. De Gendt demostró que para hacer algo grande hay que probarlo desde lejos, no basta con una aceleración poco antes de llegar a la meta. Su ataque también dilapidó la teoría de que el ciclismo épico es cosa de otra época. Aún quedan corredores de esa estirpe. El problema es que o no han participado en este Giro o no son ciclistas para grandes vueltas o se encuentran injustamente sancionados, caso del mejor vueltómano de la actualidad. Alberto Contador en forma hubiera ganado este Giro casi sin despeinarse.

Foto: as.com

martes, 22 de mayo de 2012

La Tragedia de Superga

El pasado fin de semana, el Torino volvió a ascender a la máxima categoría del fútbol italiano. Creo que es un buen momento para recordar un artículo que escribí hace tiempo sobre una de las mayores tragedias que ha vivido el fútbol y que afectó a uno de los equipos más recordados, que ha pasado a la historia como Grande Torino.

El Torino Calcio era uno de los mejores equipos del mundo en los años 40. Había ganado ya su primer Scudetto en 1929, pero tras pasar una década poco brillante durante los años 30, el entonces presidente del club, Ferrucio Novo, armó una gran plantilla con algunos fichajes importantes, entre los que destacaban Valentino Mazzola (padre del que sería gran jugador del Inter y de la selección italiana, Sandro Mazzola) y Ezio Loik, ambos procedentes del Venecia.
Así, el Torino consiguió ganar 5 Scudettos consecutivos, desde la temporada 1942-1943 hasta la 1948-1949 (las temporadas 1943-1944 y 1944-1945 no se disputaron a causa de la Segunda Guerra Mundial). El nivel de sus jugadores era de los mejores del fútbol europeo, hasta 10 de los 11 titulares de la selección azzurra eran del Torino. Alcanzó tal fama que se le empezó a conocer como Grande Torino y muchos clubes importantes le contrataban para jugar amistosos.
Precisamente, el Benfica contrató al Torino para jugar un amistoso en Lisboa con motivo de la retirada del capitán del equipo luso, José Ferreira. Todos los jugadores del equipo italiano viajaron a la capital portuguesa excepto Sauro Tomà, que se perdió el partido lesionado.
Tras el partido, el avión, un Fiat G. 212 CP de Alitalia, emprendió el viaje de regreso a Turín, haciendo escala en Barcelona. Aquí se bajó de aquel avión la estrella húngara Ladislao Kubala, que estuvo invitado a aquel partido y que viajaba a Italia porque por aquel entonces jugaba en el Pro Patria italiano, pero se tuvo que apear de aquel avión debido a que su hijo enfermó y se quedó en Barcelona junto a su mujer. Aquel 4 de mayo de 1949 era un día tormentoso y con niebla en Turín. Esto hizo que el piloto no se diera cuenta de la poca altura a la que se encontraba el avión en sus últimos kilómetros antes de llegar al aeropuerto turinés de Caselle.
A las 17:05, el avión se estrellaba en uno de los muros de la basílica de Superga, que se encuentra en el monte del mismo nombre, a las afueras de Turín. Todos los que viajaban en el aparato perdieron la vida, se trataban de los dieciocho jugadores: Valerio Bacigalupo, Aldo Ballarin, Dino Ballarin, Emile Bongiorni, Eusebio Castigliano, Rubens Fadini, Guglielmo Gabetto, Ruggero Grava, Giuseppe Grezar, Ezio Loik, Virgilio Maroso, Danilo Martelli, Valentino Mazzola, Romeo Menti, Piero Operto, Franco Ossola, Mario Rigamonti y Giulio Schubert; los cinco técnicos: Arnaldo Agnisetta, Ippolito Civarelli, Egri Erbstein, Leslie Lievesley y Ottavio Corina; tres periodistas: Renato Casalbore (fundador de Tuttosport), Renato Tosatti (Gazzetta del Popolo) y Luigi Cavallero (La Stampa); y los miembros de la tripulación: Pierluigi Meroni, Antonio Pangrazi y Celestino D'Inca.
La tragedia supuso un fuerte impacto en la sociedad turinesa e italiana. Se calcula que un millón de personas acudieron a la principal plaza de Turín para despedir a los fallecidos en el accidente.
Cuando se produjo la tragedia, el Torino marchaba líder en la clasificación a falta de cuatro partidos para terminar la liga y se adoptó la decisión de proclamarlo campeón, lo que suponía su quinto título consecutivo. Se vio obligado a jugar los últimos partidos de la liga con los jugadores juveniles. Lo mismo hicieron sus rivales Génova, Palermo, Sampdoria y Florentina. Se solidarizaron así con el Grande Torino.
El accidente quedó grabado durante mucho tiempo en la sociedad italiana en general, y en el calcio en particular. Tanto es así que, al año siguiente, la selección italiana viajó hasta Brasil, país en el que se disputaba el mundial, en barco.
Desde que aquel avión se estrelló en la basílica de Superga, el Torino no ha vuelto a ser el mismo. Tan solo volvió a ganar otro Scudetto, el de 1976. Su peor momento llegó en 1989 cuando descendió de la Serie A por primera vez en su historia, aunque volvió a recuperar la categoría al año siguiente. Su último título data de 1993, cuando consiguió la Coppa. Sin embargo, tan solo tres años después de aquello volvió a descender de categoría.
La única alegría que ha tenido el antiguo Torino Calcio (llamado ahora Torino FC tras su refundación en 2005) ha sido el poder vivir el año de su centenario, 2006, en la Serie A y con su gran rival, la Juventus, en la Serie B aunque fue una satisfacción efímera. Sin embargo, poco queda de aquel Grande Torino de los años 40, uno de los recuerdos son las ruinas del Estadio Filadelfia, situado en el barrio turinés del mismo nombre, el lugar en el que el Torino vivió sus momentos más gloriosos.

lunes, 21 de mayo de 2012

Giro 2012. El ciclismo de los 'chuparruedas'


Hoy se ha vivido en el Giro de Italia la segunda jornada de descanso previa a la semana final que debe decidir la carrera y, hasta ahora y salvo que las tres etapas dolomíticas se conviertan en una batalla a tumba abierta entre los principales candidatos, estamos viendo una de las peores grandes vueltas de los últimos años.
El Giro 2012 es una excepcional excusa para aquellos que califican este deporte de aburrido y para que los medios de comunicación den cada vez más la espalda al ciclismo. Un pretexto perfecto para hacer uso de una de las grandes aportaciones de la cultura popular española al mundo, la siesta.
En los últimos tiempos, el ciclismo vive en un proceso de autodestrucción terrible. Los dirigentes, los organizadores, los directores de equipo y los ciclistas parece que han olvidado que la esencia de este deporte es el espectáculo, el sacrificio, la épica y el afán de superación. Los valores de este deporte han cambiado y no precisamente a mejor. Algunos lo intentan justificar señalando que el ciclismo es ahora un deporte más limpio pero el problema de este Giro y de muchas carreras de los últimos años no es de limpieza sino de valentía, coraje y agallas, virtudes carentes en la mayoría de los ciclistas actuales, para los que es más importante aguantar la rueda del de delante y conseguir un puesto de honor que jugársela para lograr la victoria. No hay que ver más que la actitud que están mostrando los capos en esta corsa rosa, lejos de la épica que ha caracterizado a este deporte. Y es que esta manera de correr favorece a corredores 'reguleros', que asumen perfectamente su papel de 'chuparruedas' para lograr un puesto top y creerse que están entre los más grandes. Pero nada más lejos de la realidad, los favoritos de este Giro no tienen cualidades de 'superclase' y, en estas dos primeras semanas de carrera, lo están demostrando con creces. Salvo de la quema a 'Purito' Rodríguez, que está haciendo lo que tiene que hacer para alcanzar la victoria en este Giro de Italia pero que en ninguna otra época hubiese podido a aspirar a llevarse la victoria en una vuelta de tres semanas. Pero Basso, Scarponi o Kreuziger son ciclistas que rozan la mediocridad o, al menos, eso es lo que están mostrando hasta ahora en carrera, sin embargo en las declaraciones públicas se muestran como la reencarnación de Pantani, Fuente u Ocaña, por nombrar algunos de los más grandes. Caso aparte es Frank Schleck que ya ha abandonado por una lesión que hasta su mismo director ha puesto en duda. El luxemburgués, junto con su hermano Andy, son el prototipo de ciclista acomodado que impera hoy día en el pelotón internacional. Los hermanos del Radioshack disputan una carrera al año y en el resto se pasean o abandonan ante la más mínima dificultad.
Es cierto que el recorrido propuesto no ayuda en nada a que hayamos visto movimientos importantes hasta ahora, ya que han dejado las tres grandes etapas de montaña para el final. Pero en las dos semanas de competición que llevamos ha habido terreno como para haber al menos intentado evaluar las fuerzas de los favoritos.
Pero vamos a dar un margen de confianza porque esto todavía no ha echado el cierre. Las tres etapas dolomíticas que restan en el recorrido son seguramente de los mejores encadenados montañosos que se han diseñado en las últimas grandes vueltas. Los capos ya no tienen excusas para dejar de lado ese 'divismo' y pasar al ataque llegando al límite dell sufrimiento porque no les queda otra si quieren subir a lo alto del podio en Milán. Si no lo hacen y llegan todos de la manita a los últimos metros, 'Purito' tiene una oportunidad histórica de ganar una gran vuelta puesto que es el que mejor final tiene y, por otro lado, se confirmará la mediocridad de los supuestos grandes de este deporte y será el mayor exponente del ciclismo de los 'chuparruedas' y conservadores que poco a poco se va imponiendo.

Foto: marca.com

domingo, 20 de mayo de 2012

Drogba lleva al Chelsea a la gloria

En ocasiones el fútbol entierra en el olvido a grandes futbolistas porque nunca consiguieron un título de renombre. Parecía que Didier Drogba iba a terminar su carrera deportiva siendo uno de ellos. Pero el fútbol dio ayer al delantero africano la Champions League. Así, Drogba será recordado como uno de los grandes y no solo por conseguir el título, sino también porque en la final de ayer cuajó un partido espectacular dentro de las pocas opciones que da para brillar la manera ultradefensiva de jugar al fútbol del Chelsea. Tan criticable como válida. Tan lícita como efectiva.
Sea como fuere, Drogba ha entrado ya en la historia. Y lo ha hecho además en la temporada menos esperada. El verano pasado, los dirigentes del Chelsea le buscaban una salida al costamarfileño, aunque finalmente se quedó en Londres por la falta de ofertas interesantes. Aun así, no era ni mucho menos titular indiscutible para Vilas-Boas. Desde el banquillo veía como su equipo se desmoronaba en la Premier mientras se acentuaban problemas internos entre entrenador y jugadores, solo arreglados por una actuación medianamente decente en competición europea. Sin embargo, el bajo nivel de Fernando Torres le permitió recuperar un sitio en el once que parecía difícil al iniciarse la temporada. Así se fue a la Copa de África, de la que volvió finalista y, al poco tiempo, Di Matteo se hacía cargo del equipo tras la destitución de Vilas-Boas. Drogba se convirtió entonces en imprescindible y ha llevado a su equipo, junto al nuevo entrenador, a conseguir el mayor hito de su historia.
El nuevo técnico no ha podido cambiar la dinámica en la Premier y se centró en los torneos eliminatorios para salvar la temporada y vaya si lo ha conseguido. Drogba ha sido el líder en el campo asumiendo casi toda la responsabilidad tanto en el plano ofensivo como en el defensivo. Él ha sido la clave en un fútbol rústico pero que ha terminado por llevar a los londinenses a lo más alto. El estilo no ha sido ni mucho menos espectacular, el Chelsea salía al campo declarando su inferioridad y planteando los partidos de manera ultradefensiva, casi desesperante a veces tanto para el contrario como para el espectador. Solamente Drogba con su poderío físico sobresalía dentro de una mediocridad general.
Con ese poquito, Drogba y defensa, el Chelsea se lleva su primera Champions League, tan ansiada para su propietario Roman Abramovich y que ni siquiera Mourinho pudo lograr.
Pero este título de Champions no puede esconder la realidad de este Chelsea que practica un fútbol lejos del exigible a un equipo con una gran plantilla y un potencial económico espectacular. No está solo Drogba, también Torres, Mata, Ramires o Mikel son un jugadores de nivel excepcional. Di Matteo eligió un estilo basado en la defensa para tratar de arreglar una temporada que estaba siendo desastrosa y le ha salido de la mejor manera posible, campeones de la Copa y de la Champions League, pero el técnico italiano se equivocaría si usa esta temporada como aval, al igual que estarían confundidos los técnicos y directivos del equipo londinense si creen que este es el camino. Fernando Torres ya ha levantado hoy la voz y jugadores como Mata parecen estar muy desaprovechados en el Chelsea. El título de la Champions League debería servir para reforzar al equipo de cara a la próxima temporada y plantear un fútbol de equipo grande. A tiempo están en Stamford Bridge para rectificar, porque si el año que viene siguen por el mismo camino, seguramente no se vuelva a alcanzar la gloria como en este año, aunque Drogba siga en el equipo al mismo nivel.

Foto: Mundo Deportivo

miércoles, 16 de mayo de 2012

Azul, el color de la discordia

Nunca un color dio tanto que hablar en el tenis. Ni siquiera esos modelos psicodélicos de camisetas que lucen algunos tenistas, lejos del blanco inmaculado que imperaba hasta no hace mucho y que todavía sigue vigente por obligación en Wimbledon. El color azul de la tierra de la pista del torneo de tenis de Madrid ha eclipsado la competición. La victoria de Federer ha pasado casi desapercibida y, tras cada jornada de torneo, la prensa nos daba cuenta de las quejas de unos y otros antes que del resultado de los partidos.
Los jerifaltes de la raqueta, comandados por Rafa Nadal y por Novak Djokovic, han declarado la guerra al Masters de Madrid. Si la pista continúa siendo la misma, no estarán en en la edición de 2013. Consideran que el tinte de la tierra batida cambia las características de la pista y se hace muy difícil jugar, pudiendo hasta llegar a provocar lesiones.
Lo más preocupante de la situación que se ha producido durante la celebración del torneo es el daño que se le está haciendo a la ciudad de Madrid. El Masters madrileño cuenta con una instalación espectacular, seguramente de las mejores de todo el circuito tenístico, pero al final lo que le ha quedado a todo el mundo de este torneo, es que se juega sobre una superficie casi impracticable.
Los organizadores españoles son los que deben dar un paso al frente e intentar solucionar el problema. Manolo Santana y Carlos Moyá deben velar por el prestigio del torneo y por la imagen internacional porque a Ion Tiriac, propietario del Masters de Madrid, seguro que le importa bastante poco la imagen de la capital de España mientras sus bolsillos sigan rebosantes de dinero. Ya ha anunciado que no cambiará la pista y que, además, cambiará también el color de las pelotas para la próxima edición. Una nueva polémica que seguramente complique más la solución.

jueves, 10 de mayo de 2012

Falcao, el nuevo ídolo del Calderón


En el pasado verano se presagiaba una difícil campaña para el Atlético de Madrid. Los tres jugadores más importantes del club, Sergio Agüero, Diego Forlán y David de Gea, abandonaban el equipo rojiblanco. El Kun además se marchaba creando una importante polémica, un nuevo revuelo en un equipo acostumbrado a vivir en un continuo desasosiego. Para tranquilizar los ánimos y volver a generar ilusión, la directiva del club del Manzanares contrataba a Radamel Falcao, le avalaba una Europa League con el Oporto además de ser el máximo goleador, pero en contra tenía el hacer olvidar al Kun Agüero y hacerse merecedor del alto precio que tuvo que desembolsar el Atlético de Madrid por él, más de 50 millones de euros. Pues bien, ha superado todas las expectativas. Nadie recuerda en el Calderón al Kun o a Forlán, Falcao es ahora la estrella. Lo que todo eran dudas hace unos meses, ahora es alegría por la consecución de un nuevo título europeo de la mano de Falcao. Qué rapido pasa el tiempo en el fútbol.
En un deporte que vive onnubilado por el binomio más espectacular que ha tenido el fútbol en mucho tiempo, ha emergido la figura de Radamel Falcao. No es seguramente el más técnico ni el más estético, aunque los dos goles de ayer fueron espectaculares, pero lo compensa con una enorme capacidad de sacrificio y con una facilidad insultante para rematar entre los palos todo balón que se le acerque. Ayer lo volvió a demostrar, guiando al Atlético a la victoria en la final de la Europa League frente al Athletic por 3-0. Era un encuentro, a priori, igualado, pero este tipo de partidos los desnivelan aquellos jugadores que se sobresalen de los cánones de la normalidad, y el Atlético de Madrid tiene a Falcao, que además cuenta con la colaboración de otro crack como Diego.
El colombiano es el nuevo ídolo del Calderón, queda ahora por saber por cuánto tiempo. Ya hubo que cubrir el hueco que dejaron jugadores como Torres, el Kun o Forlán. La marcha de Falcao sería un nuevo golpe para una afición que ahora disfruta con su equipo pero que sabe que no suele ser esa la sensación habitual.

Foto: as.com

jueves, 3 de mayo de 2012

La Liga de Mou


El Real Madrid consiguió ayer su trigésimo segundo título de Liga al vencer 0-3 al Athletic en un gran encuentro. Fue una demostración de seriedad, fuerza y pegada, justo las tres virtudes que han hecho de este equipo ganador del campeonato. Pero ni en la consecución del título liguero se ha vivido una jornada tranquila en nuestro fútbol, que vive en una histeria colectiva desde que José Mourinho se sentara en el banquillo del Real Madrid. Ha contagiado a todos, el último ha sido Pep Guardiola. El técnico catalán señalaba ayer que en esta Liga han sucedido cosas extrañas. No era ni mucho menos la mejor ocasión para decirlo. Suena más a excusa de mal perdedor que a una afirmación hecha por un entrenador que ha sido todo un ejemplo durante su trayectoria en el Barcelona. Sin embargo, en esta última etapa está manchando su imagen. Quizá porque ahora que se marcha se siente más liberado a hacer públicos sentimientos que se ha callado en los últimos cuatro años.
Pero ayer el protagonista volvió a ser Mourinho. Ha sido su liga. La Liga de Mou. La ha ganado y, además, se ha disputado en un clima de indignación e histeria continuos, justo como le gusta al portugués. Ayer volvió a despreciar a la prensa española, como lo lleva haciendo casi toda la temporada, y al madridismo, del que parece que él sigue sin sentirse parte, puesto que celebraba sus siete ligas y no las treinta y dos del club al que entrena y representa. De cualquier manera, la temporada del Madrid legitima a Mourinho ante el fútbol. Ha ganado el campeonato liguero al mejor Barça de la historia y lo ha hecho además en una temporada muy difícil, teniendo que batir todos los récords para conseguir el éxito.
Cristiano Ronaldo y el público de San Mamés también se sumaron ayer a este nuevo día de histeria. El primero porque, aun teniendo que soportar continuos insultos de la grada en cada partido, sus gestos sobran y no conllevan más que una mayor indignación. Y la grada de La Catedral porque confundió presión al rival con mala educación.
Ahora que la Liga está a punto de finalizar, sería también conveniente dejar atrás toda la polémica que la ha acompañado. Mourinho tiene una ocasión para recapacitar su comportamiento. Ya tiene otra liga en el bolsillo, ha ganado en los tres países más fuertes, y además Guardiola deja Barcelona. Quizá la nueva temporada llegue con más tranquilidad y se hable entonces solamente de fútbol.

Foto: Vavel.com