En ocasiones, el mejor líder es aquel que surge desde la
tranquilidad y la discreción. Esas son precisamente las armas que está usando
Eduardo Madina. Mientras algunos de sus compañeros de partido lo señalan a él
como futuro líder para la regeneración del socialismo, él responde con cautela.
Ni confirma ni desmiente. Se limita a actuar según las directrices de su
partido, de cuyo organigrama forma parte destacada.
Lo que parece evidente es que el liderazgo de Alfredo Pérez
Rubalcaba no se sostiene ni entre sus propios compañeros. La ciudadanía
considera igual de culpable de la crisis al PSOE que al PP, y mantener como
máximo dirigente a uno de los principales responsables del último gobierno
socialista, con el que comenzó la actual crisis económica, no parece la mejor
opción para recuperar la confianza perdida. Rubalcaba se aferra a su puesto de
secretario general con el respaldo de su victoria en el Congreso del pasado año
pero en este tiempo no ha sido capaz ni de unir al PSOE ni de conseguir atraer
a la ciudadanía descontenta.
Se hace necesario el encontrar una persona que no sea
encuadrada en ninguna de las diversas fracciones en las que parece que está
dividido el PSOE y que no cuente con ningún prejuicio entre la población.
Eduardo Madina parece aunar aquellos requisitos y su mesura podría ser su mejor
instrumento para atraer para la causa a todo el socialismo.
La figura de Madina es respetada desde dentro de su partido
y temida desde otros ámbitos ajenos, que ya han comenzado a desprestigiarle.
Sin embargo, esto que podría considerarse una lanza a su favor no es más que
una demostración de que aun no se ha mostrado predispuesto para subir en el
escalafón socialista. Cuanta más responsabilidad se tiene, más enemigos
aparecen y a veces éstos suelen estar más cerca de lo que parecen.
Foto: gentedigital.es