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lunes, 17 de diciembre de 2012

Camino de la autodestrucción


Hace tres años, Florentino Pérez lanzaba un órdago definitivo para terminar con la hegemonía del Barcelona fichando a José Mourinho. Era el mejor entrenador del mundo, avalado por un palmarés espectacular pero el presidente blanco sabía que el portugués no vendría solo sino que traía detrás un séquito formado por un ansia de poder desmesurada, un ego inabordable y una capacidad innata para generar una polémica tras otra.
El fin de la supremacía azulgrana lo ha conseguido a medias ganando el campeonato liguero la pasada temporada, sin embargo el daño colateral está siendo demasiado importante, la autodestrucción del equipo y de la imagen institucional del club. Cuando los resultados acompañaban se iban solapando los problemas internos y se justificaban las excentricidades del entrenador pero en esta temporada, con el equipo a trece puntos del líder, el vestuario se ha convertido en un polvorín y buena parte de la masa social ha estallado provocando una división de la afición no recordada en Chamartín.
Pero Mourinho está haciendo bastante poco por reconducir el rumbo de un equipo camino de la autodestrucción, porque él no entiende que en la vida no siempre se gana, por eso se empeña en inventar conspiraciones en su contra y en buscar los culpables de sus malos resultados (las tres ovejas negras de su vestuario, los árbitros, la UEFA, la Federación, la Liga de Fútbol Profesional, los “pseudomadridistas” y la prensa), aunque para ello tenga que recurrir a técnicas más propias de la Camorra, como el sábado pasado con el periodista Antón Meana.
A Mourinho sólo lo salvaría ahora el conseguir la Décima pero el madridismo debe preguntarse si todo el daño que se ha hecho a la imagen del club habrá merecido la pena.

Foto: lainformación.com

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