Esta semana ha comenzado el juicio de la Operación Puerto
después de seis años y medio. Tiempo que sería más que suficiente para
esclarecer todo este asunto pero que solo ha servido para teñirlo de negro.
Casi nada se sabe de una investigación que, supuestamente, destaparía un gran
escándalo en el deporte español pero que está quedando en nada. Esperar ahora
que se conozca mucho más en el juicio es una posibilidad más que remota. La
Operación Puerto es la demostración más fehaciente de lo lamentable que ha sido
la lucha contra el dopaje en España. Los medios extranjeros lo saben, por eso
acuden en masa a este juicio esperando que se esclarezcan algunas cuestiones
pero probablemente tendrán que escribir en sus crónicas más deficiencias de
todo este proceso.
En el banquillo se sientan cinco personas acusadas por un
delito contra la salud pública por las que la Fiscalía pide dos años de cárcel
que en ningún caso cumplirán al carecer de antecedentes. Esto es lo primero que
choca de este juicio. ¿Por qué no se les juzga por delito fiscal? Es público
que el señor Eufemiano Fuentes recibía ingentes cantidades de dinero por parte
de técnicos y deportistas, dinero que es bastante dudoso que fuera declarado a
la Hacienda Pública. Sin embargo, no se ha reparado en este tema. Como tampoco
se ha hecho en el robo de material médico del doctor Fuentes y los suyos, que,
según algunos de los documentos publicados, obtenían los productos
farmacéuticos de hospitales públicos.
También es deleznable como han convertido la Operación Puerto
en un asunto concerniente exclusivamente al ciclismo, un deporte tan maltratado
que poco importaba seguir agraviándolo si con eso se conseguía que se dejara de
lado a otras disciplinas. Eufemiano Fuentes trataba a deportistas de varias
disciplinas, como él mismo ha confirmado en varias ocasiones. En una entrevista
concedida en diciembre de 2006 al diario Le Monde, Fuentes decía textualmente “yo
tengo otros deportistas entre mis clientes: atletas, jugadores de tenis, de
balonmano, futbolistas, boxeadores…”. Además, en esta captura del telediario de
Televisión Española aparece una imagen tomada por la Guardia Civil en el que
aparecía un calendario de un Campeonato de Europa, competición que no existe en
ciclismo y que coincide en fechas con un campeonato de atletismo.
Curiosamente, de las 200 bolsas de sangre que incautó la
Guardia Civil, sólo se han identificado 58, todas de ellas de ciclistas. Nada
se sabe del resto. ¿Servirá el juicio para identificar las demás? Difícil…
Todas estas irregularidades apuntan hacia el que era el
máximo responsable del deporte español en 2006, Jaime Lissavetzky. Como Secretario de Estado en aquella época, debería explicar
el por qué de todo este oscurantismo pero seguramente no lo hará, anda ahora
metido en otros menesteres.
Habrá que esperar a
ver cómo se desarrolla el juicio pero seguramente las dudas seguirán creciendo
en torno a la Operación Puerto mientras haya quiénes consideren que es más
conveniente mantener todo este asunto en el desconocimiento.
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