Tras la confesión de Armstrong

Lance Armstrong se dopó. Por si aun quedaba alguien que tuviera alguna duda, él mismo lo reconoció la semana pasada. Esta confesión deja con los pantalones bajados a más de un defensor del texano pero, a estas alturas, a pocos puede sorprender que Armstrong recurrió al dopaje durante su carrera. Lo que sí es toda una incógnita es el por qué de la confesión cuando ha estado durante muchísimos años clamando al cielo su inocencia y desprestigiando a todo aquél que le acusase.
Si algo ha demostrado el americano durante su vida es que no es de los que acepta derrotas por lo que cuesta creer que con una confesión se va a llegar al final de toda esta historia. Confesión, por otra parte, que no fue del todo sincera viendo la tranquilidad con la que hablaba, todo premeditado y preparado, lejos de cualquier emoción. Además de que entre tanto arrepentimiento soltó varias falacias como que no se dopó tras su vuelta en 2009 o que el pago de 100.000 dólares a la UCI fue solo una donación.
Pero la entrevista deja otros interrogantes. El texano no apuntó a nadie del mundo del ciclismo quizá porque sabe que en el ciclismo todavía queda gente con más poder del que él jamás tuvo y que saben moverse entre arenas movedizas con aun más habilidad. Tampoco habló de otros ciclistas, aunque sí dijo que el dopaje era la cultura habitual. Todo demasiado extraño en un hombre con la ambición de Armstrong. Todo apunta a un plan del que en próximas fechas se irán conociendo más detalles.
A buen seguro que faltan muchos capítulos en esta historia. Demasiados. Hablamos de dopaje y de Armstrong desde 1999. Probablemente sea ya el momento de mirar hacia el futuro y dejar de remover la época más oscura de la historia del ciclismo. Una nueva generación de ciclistas pobla ya el pelotón internacional, generación que debe hacer olvidar lo que ha ocurrido hace apenas unos años y que debe seguir avanzando en la limpieza de este deporte.

Foto: ESPN Deportes