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jueves, 6 de octubre de 2011

Adiós a un visionario

Ayer falleció Steve Jobs, uno de los grandes empresarios y visionarios del siglo XXI. Su historia es la del verdadero sueño americano, llegando a crear una de las principales empresas mundiales gracias a su pasión por la informática y los negocios. Cuando volvió a Apple después de haberla abandonado años antes por desavenencias con los directivos supo no solo levantar la empresa sino también revolucionar el mundo de la informática e ir comiendo terreno al gigante Microsoft. Además, Apple dejó de centrarse solamente en los ordenadores y aparecieron más productos como el iPod, la tienda de música electrónica iTunes, el iPhone y el iPad.
Su figura ha ido más lejos que la de un gran empresario. A pesar de su extraña personalidad ha sabido calar en el público, que ha tenido en Jobs la imagen más importante de Apple, por encima incluso de la famosa manzana mordida. Nunca un empresario estuvo tan unido a una marca. A todo esto ayudó también su manera de entender la vida. Siempre pensando en mejorar en innovar y en ir cumpliendo poco a poco sus sueños.
Sin embargo, su visión empresarial tuvo también una connotación negativa. Jobs ha vendido sus productos creando necesidades sociales de dónde no las había. Así aparecieron el iPod, el iPhone o el iPad. Su manera de vender era crear primero el producto y después explicar por qué debía utilizarse pero, en realidad, no atendía a la demanda social. Aunque esto también habla de su capacidad para llegar a la gente porque, a pesar de que no existía esa necesidad y de que sus productos no son los más baratos del mercado, siempre ha tenido una legión de seguidores dispuestos a adquirirlos.

Foto: El País

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