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lunes, 17 de octubre de 2011

"Amigo, otra vez acabarás el segundo"

A veces, la leyenda de un gran deportista se acentúa cuando la calidad de su rival es mayor y ambos consiguen exprimir al máximo su clase para regalar a los aficionados duelos deportivos apasionantes. Entonces, no solo se convierte en leyenda el que gana sino que el segundo también es encumbrado hasta las cotas más altas en las que se encuentran los grandes campeones de la historia. ¿Sería tan recordado Carl Lewis sin su enfrentamiento con Mark Powell? ¿Sería considerado John McEnroe uno de los mejores tenistas de la historia sino hubiera tenido enfrente a Björn Borg? ¿Hubiera sido Ayrton Senna un gran campeón sino tuviera el aliciente de derrotar a Alain Prost?
Si en el mundo del ciclismo ha existido alguna rivalidad, ésa ha sido la que mantuvieron Jacques Anquetil y Raymond Poulidor a principios de los años 60. Era otra época, el ciclismo era algo más que rodar sobre una bicicleta. Era una mezcla de superación, aventura y sufrimiento en unas carreteras casi impracticables. Y todo ello sin apenas asistencia.
La rivalidad entre Anquetil y Poulidor fue más allá de la carretera y dividió a la sociedad francesa. Jacques Anquetil, un tipo frío, calmado y competitivo al máximo, fue el primer gran campeón del Tour de Francia, que consiguió en cinco ocasiones. Mientras, Raymond Poulidor pasó a la historia como “el eterno segundón”. Terminó la ronda gala segundo en tres ocasiones y tercero en cinco. Nunca alcanzó la gloria deportiva de su gran rival pero sí que tuvo mayor gloria entre los aficionados.
Su carácter simpático y amable y su forma de correr, una mezcla entre sufrimiento y valentía, supo ganarse a las clases bajas de la sociedad francesa, que siempre lo trataron como un héroe. Su antiguo trabajo en el campo le hizo adquirir un espíritu de sacrificio que adoptó a la hora de rodar sobre la bicicleta. Todo esto unido a su mala suerte, que le impidió ganar el Tour de Francia, caló entre la mayor parte de los aficionados. Todavía hoy en Francia es considerado como un mito.
Tras esa intensa rivalidad en la carretera, Anquetil y Poulidor se hicieron grandes amigos hasta la desaparición del primero debido a un cáncer en 1987. La última vez que se vieron fue en una visita de Poulidor cuando Anquetil ya estaba en la última fase de su enfermedad. El campeonísimo se despidió de su gran rival diciéndole: “amigo, otra vez serás el segundo”.

Foto: El País. Anquetil y Poulidor en la ascensión al Puy de Dome en el Tour de 1964.

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