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miércoles, 13 de junio de 2012

El Rescate


El Gobierno lleva cuatro días presumiendo de haber recibido la “ayuda financiera” de Europa, mientras el resto del mundo hace mofa de la alegría de De Guindos o Rajoy. La política de comunicación del Gobierno parece querer mostrar normalidad y confianza justo en el instante en el que el rumbo parece dirigirse irremediablemente hacia una situación límite. Pero este discurso no está calando esta vez ni fuera de nuestras fronteras ni entre los ciudadanos, los que de verdad sienten la crisis y que asisten, en muchos casos, al desmoronamiento de su futuro. La gente sabe que un “crédito al sistema bancario” de 100.000 millones no será en balde y que nadie da dinero a cambio de nada, por lo que la situación no es de tranquilidad por más que Mariano Rajoy viaje a Polonia para vivir el debut de España en la Eurocopa.
“Lo del sábado”  demuestra la ineficacia del Banco de España y la mala gestión de nuestras cajas de ahorros, gobernadas por políticos de uno y otro lado, tanto los que se congratulan de la “ayuda de la Unión Europea” como los que pronostican un futuro desolador.
Por el momento, lo único que podemos hacer los ciudadanos mientras esperamos la “asistencia del Eurogrupo” a nuestros bancos es exigir que se diga la verdad y que se llame a las cosas por su nombre. Tan denostable es crear alarma social como negar lo evidente, cosa que el Gobierno ha hecho ya en demasiadas ocasiones. Lo cierto es que Mariano Rajoy dijo que haría cualquier cosa para intentar salvar a España aunque lo hubiese negado anteriormente, por lo que parece tener vía libre para decir lo que quiera. Pero los ciudadanos parecen ir agotando poco a poco su confianza en los políticos, que saben que se la juegan con la gestión de esta “inyección bancaria”, una situación límite que puede suponer tanto una oportunidad para levantar el vuelo como la puntilla que nos lleve al desastre.

Foto: teinteresa.es

1 comentario:

  1. Una oportunidad para levantar el vuelo, la puntilla que nos lleve al desastre, o una huida hacia adelante. 100.000 millones no es sino una propinilla comparado con los 1'8 billones que debemos.

    Presumiblemente, a estas alturas del partido el rescate era la única estrategia viable, como hartarse a lanzar pelotazos largos hacia la portería (este símil futbolístico no era un pretexto para compadrear con vos habida cuenta de su afición al deporte rey; es lo primero que se me ha ocurrido, te lo juro).

    Y ahora, con la venia, una breve inserción publicitaria: comentarios sobre el rescate en mi blog, bajo el título 'El rescate que de tanto no ser al final fue'.

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