Seis mil personas se manifestaron ayer frente al Congreso de
los Diputados según el Gobierno. Esta subestimación aumenta todavía más la
indignación frente a la desproporcionada actuación de la Policía que, con 1400
agentes, velaban ayer por la seguridad del Parlamento y de los diputados. Sin
duda eran muchos más los descontentos ayer en la Plaza Neptuno (y muchos más
que allí no estaban) y, sin duda, la manifestación discurría de manera
totalmente pacífica y sin ningún tipo de problemas.
Nadie discute que en cualquier reunión pública siempre
aparezca un grupo con el ánimo de provocar y de causar problemas pero la manera
de sofocar estos incidentes por parte de la Policía fue totalmente desmedida.
Pero la Policía no actúa de esa manera sin órdenes y esas órdenes provienen desde
arriba, del gobierno. Miembros del Partido Popular ya habían opinado sobre esta
concentración antes del 25 S comparándolo con el Golpe de Estado del 81, por lo
que el prejuicio existía antes que cualquier tipo de incidente.
Cuando no se usan las palabras para calmar el descontento
social y las respuestas a éste son el silencio y la carga contra manifestantes,
es señal inequívoca de que al Gobierno se le ha ido la situación de las manos.
Y si la solución al clamor popular siguen siendo los golpes, la indignación
seguirá creciendo y los problemas en las calles sucediéndose como algo
habitual. Exactamente lo contrario que requiere un país que vive su situación
más delicada de su historia reciente.
Foto: 20minutos.es
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