El pasado domingo se disputaba en la región holandesa de
Limburg el Campeonato del Mundo de ciclismo en el que Philippe Gilbert se
alzaba con el título por delante de Boasson-Hagen. Los españoles consiguieron
la medalla de bronce con Alejandro Valverde pero lo que más se ha comentado de
la actuación de los nuestros es el enfrentamiento verbal entre el murciano y
Óscar Freire nada más cruzar la línea de meta. Una despedida de la competición
del cántabro que queda manchada por esa discusión pero que también puede servir
para dejar atrás ciertos problemas que han acuciado al equipo nacional y que
abren ahora una nueva etapa en la selección.
Freire ha sido el
mejor clasicómano español de la
historia y uno de los mejores ciclistas de nuestro país. Ha conseguido éxitos
impensables para nuestro ciclismo como tres mundiales, tres Milán-San Remo o
una Gante-Wevelgem. Pero la brillantez de su carrera se había convertido
también en un problema dentro de la selección española, especialmente en los
últimos años. El cántabro no supo aceptar que tras él aparecieron otros grandes
corredores de clásicas, especialmente Alejandro Valverde, y siempre que acudió
al combinado nacional exigía la condición de líder, sin importar si había otros
corredores que podrían tener más opciones que él mismo. No es la primera vez
que Freire realiza declaraciones victimistas tras un fracaso en Mundial o
Juegos Olímpicos, algo que seguramente no ha debido sentar muy bien a algunos
de sus compañeros (los problemas con Valverde vienen ya de lejos) y que había
convertido su presencia en estos campeonatos en un problema.
Pero el principal culpable de este cruce de declaraciones es
el seleccionador nacional, José Luis de Santos, quién, con su táctica, arruinó
las opciones de España en el Mundial de Limburg. Su falta de autoridad a la
hora de permitir a Freire el liderato absoluto del equipo y no aclarar la
actuación de cada corredor pone en duda su capacidad como director técnico.
Seguramente, haber dispuesto a Alejandro Valverde como líder
de la selección habría sido una mejor opción pero también es achacable al
murciano que nunca haya demostrado la personalidad suficiente en España como
para exigir galones, galones que a partir de ahora sí que debería tener. La
época Freire acabó, sin duda ha sido espectacular y habrá que recordarlo como
un gran campeón, pero ahora se abre una nueva etapa en la selección española en
la que probablemente se terminen algunas rencillas en el equipo.
Foto: abc.es
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