“Elegí el número 20 porque quiero ganar la Liga número 20
para el Manchester United”. Así se presentaba Robin van Persie cuando fichaba
por los Diablos Rojos. Dicho y hecho. Él ha sido el hombre clave de un título
que tiene una importancia mucho más significativa de lo que parece para el
United, porque, a pesar de ser un equipo acostumbrado al triunfo, su dominio en
Inglaterra estaba amenazado por sus vecinos de Manchester. El City, armado con
un incalculable número de fajos de petrodólares, había resurgido para intentar
convertirse en el referente del fútbol de las islas. El ariete holandés fue
tentado por el jeque Mansour bin Zayed bin Sultan Al Nahyan, pero no sucumbió
ante tan apetecible oferta y decidió unirse al conjunto de Old Trafford. El
propio Roberto Mancini consideró esta como una de las razones de la gran
trayectoria en Premier de los mancunianos.
Sir Alex Ferguson, que suma su decimotercera Premier, ha
sabido reinventar una vez más a su equipo. Lejos de su juego arrollador y
vertical de otras épocas, la base del triunfo ha estado en la eficacia. No
había hueco para el lucimiento ni la espectacularidad, solo valía el título
para recuperar la supremacía perdida aquella fatídica tarde en Sunderland en
2012, cuando la victoria en Liga se esfumaba casi en la celebración.
Una vez recobrado el cetro en Inglaterra, el Manchester
United debe intentar regresar con los mejores en Europa. Sir Alex tiene una ardua
labor por delante. Lidiar con el futuro de Wayne Rooney y reforzar el equipo en
puestos trascendentales como el centro del campo se antojan tareas
imprescindibles para el futuro. Lo que parece claro es que el número 20 continuará
siendo un jugador clave en el equipo para seguir cosechando éxitos.
Foto: goal.com
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