El Gobierno sigue empecinado en encontrar enemigos entre los
que promueven la justicia social. El Partido Popular ha fijado ahora su punto
de mira en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Ha pasado de ignorar por
completo una petición como la dación en pago, apoyada por más de un millón y
medio de personas, a comparar a los miembros de la Plataforma PAH con
terroristas y a calificar los escraches celebrados en las últimas semanas como
actos violentos.
Probablemente haya habido algún acto aislado injustificable,
pero este movimiento no promueve el dejar a los políticos sin un techo bajo el
que vivir ni tampoco recortar ningún derecho social a ningún ciudadano. La
sociedad es la que viene sufriendo actos reprobables de forma continua, y
contra éstos no es posible reclamar ninguna protección y cualquier
responsabilidad exigida cae en saco roto. ¿Acaso no es esto violencia? ¿No es
la sociedad la que se encuentra arrinconada por un sistema que los ahoga y unos
políticos que miran más por otros intereses?
La calle, tan utilizada por el PP durante el mandato de
Zapatero, parece ahora el principal enemigo cuando no es más que la única
salida para hacerse escuchar por una clase política ajena a la realidad social.
En cualquier caso, si lo que pretende el Gobierno es terminar con los escraches,
la solución no pasa por demonizarlos sino por escuchar sus pretensiones y
terminar de gobernar para los mercados haciéndolo para las personas.
Foto: lne.es
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