El regreso soñado

El fútbol inglés tiene algo especial. La atmósfera que rodea a los partidos y la manera de entender el fútbol como algo sagrado hacen que cosas como la que ocurrió ayer en el Emirates sean aún más legendarias.
Thierry Henry volvía cuatro años y medio después a la que fue su casa durante ocho temporadas y donde se convirtió en uno de los grandes futbolistas de la década de los 2000. Marcharse al Barcelona le permitió ganar una Champions pero nunca llegó a ser el de Londres. Ahora disfrutaba de sus últimos pasos como futbolista en Estados Unidos pero el destino aun le reservaba un momento de gloria en el equipo en el que se hizo grande y al que él también engrandeció. Marcó 225 goles con el Arsenal, más que ningún otro futbolista de su historia.
Cuando Henry dejó el Arsenal nadie imaginaba que volvería a jugar con los gunners, pero para sustituir a Gervinho, que se marcha a jugar la Copa de África, Wenger pensó que no había nadie mejor que el francés. Debutó ayer en partido de FA Cup frente al Leeds. Recibió el balón por la izquierda y cruzó el tiro con la derecha para marcar, como tantas otras veces había hecho. Victoria para el Arsenal. A partir de ahí, el guión soñado. Celebración con un público entregado y abrazo a Wenger. Cuando acabó el partido se acercó solo a la grada y recibió el aplauso de sus hinchas. Estas son las cosas del fútbol inglés, nadie como sus aficionados sabe reconocer a sus leyendas.
Su presencia con el Arsenal durante dos meses será casi testimonial pero solamente con lo que ocurrió ayer, Thierry Henry hizo todavía más grande su historia con los gunners.
Por cierto, que el domingo también volvió Paul Scholes al Manchester United después de haberse retirado la pasada temporada. Otro regreso ilustre en Inglaterra. Vuelve para intentar arreglar en lo posible la marcha del United, pero los problemas de su equipo son demasiado importantes como para que los arregle un jugador retirado, por mucho que se trate del gran Scholes.

Foto: Reuters