Los enfrentamientos entre policía y estudiantes de ayer en Valencia recuerdan a los disturbios que se producen día tras día en Grecia por la complicada situación económica que vive el país heleno. Pero las similitudes entre ambas regiones van más allá de las protestas. Ambos lugares se encuentran en la ruina económica. En la Comunidad Valenciana, la tierra del caso Gürtel, de Camps o de Fabra, los casos de corrupción han sido innumerables en los últimos tiempos y la situación económica ha llegado a un punto en que ni siquiera se puede encender la calefacción en las escuelas, aunque sí que ha habido dinero para construir un aeropuerto en el que no opera ningún avión.
Y ahora, para parecerse más a Grecia, la policía en Valencia la emprende a palos contra unos estudiantes que protestaban pacíficamente por la mala situación de la educación. La delegación del gobierno ha entendido que la mejor manera para eliminar las manifestaciones es emprenderla a golpes contra los estudiantes (muchos de ellos menores), padres, periodistas y todo aquel que se pusiera por delante. Aunque ellos los ven más como enemigos, violentos o radicales.
Lo que ocurrió ayer en Valencia nos acerca a Grecia y la represión no hará más que crear un efecto llamada. Si los dirigentes no entienden que se pueda exigir una educación o una sanidad públicas de calidad, toda España se aproximará más al país heleno. De momento, hoy se multiplican las manifestaciones por todo el país.
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