Gary Speed marcó toda una época en el fútbol británico. Se convirtió en el jugador con más partidos en la Premier League con 525 y, siendo centrocampista, consiguió un buen número de goles gracias a su llegada al área, antes de retrasar su posición en la última parte de su carrera.
En los inicios de su carrera, formó parte del último gran Leeds United, el que se alzó con el título de campeón de liga en 1992. El centro del campo de aquel equipo, formado por Batty, Strachan, McAllister y el propio Speed, está considerado uno de los mejores de la historia del fútbol inglés.
Tras dejar el Leeds y estar una temporada y media en el Everton, Gary Speed pasó a formar parte del Newcastle, donde se convirtió en uno de los buques insignia del equipo junto a Alan Shearer y llegó a disputar más de 200 partidos de Premier con las Urracas. Después pasó al Bolton, donde también cuajó buenas temporadas.
Para finalizar su carrera, Speed eligió el Sheffield United, equipo de una menor categoría y llegó a convertirse en entrenador-jugador en agosto de 2010. En ese cargo estuvo cuatro meses, justo antes de pasar a dirigir la selección de Gales.
Cuando John Toshack dejó de entrenar al combinado galés el pasado mes de diciembre, aficionados y jugadores de ese país reclamaron a Speed para dirigirlo. Él había sido capitán y el jugador de campo que más partidos disputó con los Dragones Rojos, quién mejor para reflotar un equipo que vivía en una gran crisis. Speed colgó definitivamente las botas y dejó su cargo de entrenador-jugador del Sheffield United. Con Speed como entrenador, Gales estuvo a punto de entrar en la repesca para la Eurocopa con jugadores como Bellamy, Bale o Ramsey. Su trabajo ha quedado ahora inacabado.
Con 42 años y habiendo mejorado notablemente los resultados de la selección de Gales se hablaba de él como uno de los técnicos con más futuro en el fútbol europeo. Hasta el pasado domingo, cuando nos dejó para siempre. Descanse en paz, Gary Speed.
Foto: Que.es
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