Esta semana se daba a conocer que la deuda de los clubes de fútbol solo con Hacienda ha llegado ya hasta los 752 millones de euros, 152 millones más que hace cuatro años. Si bien, se calcula que la deuda total podría ser de unos 5.000 mil millones de euros. A todo esto, la Liga de Fútbol Profesional dice que se va a calcular el gasto y niega que haya recibido trato de favor, afirmación que parece poco creíble. Que se informe sobre lo que les ha pasado a empresas de otro sectores con deudas con la administración.
Las instituciones públicas han tenido una manga ancha con los equipos de fútbol que ha propiciado que la deuda alcance cifras insostenibles y que se acerque la explosión del mercado futbolístico, como acaeciera con el inmobiliario.
Javier Tébas, representante de muchos clubes de Primera y Segunda división, declaraba hace días en el programa Salvados que en los próximos meses se podría producir la desaparición de varios clubes de fútbol de la máxima categoría. Lo que no parece entendible es que no haya sucedido antes con los problemas económicos que atesoran muchos de ellos, propiciados muchas veces por gestiones ruinosas. Los políticos no se han atrevido nunca a meter mano en el fútbol pero ya es hora de que se termine con los privilegios, más aún en los tiempos que corren. Cualquier otra empresa en el lugar de algunos equipos habría tenido que cerrar.
El Secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, decía en la Cadena Ser que se va a crear un plan para que los clubes paguen las deudas pero no indicó cómo será. No parece nada fácil que se recupere todo el montante pero lo que tampoco es de recibo es que se siga perdonando dinero que nos pertenece a todos.
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